En nuestro medio se suele descuidar el mantenimiento de los inmuebles y se sobreestima su capacidad para mantenerse en pie. Sin ser alarmistas, es necesario tener presente que las construcciones necesitan cuidados y que la falta de mantenimiento afecta la vida útil de las mismas.
De forma sintética, podemos considerar que estos son los principales elementos a tener en cuenta:
Humedades:
Más allá de los inconvenientes ocasionados por la propia presencia de la humedad, muchas veces no se tiene en cuenta que la humedad acorta la vida útil del inmueble y genera daños importantísimos en su estructura. Por ejemplo: daños en el acero de la estructura de hormigón, pérdida de resistencia en los muros.
Grietas y fisuras:
Su presencia puede estar mostrando movimientos estructurales potencialmente peligrosos, no solo porque puedan poner en riesgo la estabilidad de la construcción, sino porque sin llegar a ese extremo generan daños en el inmueble que acortan su vida útil y pueden requerir reparaciones muy costosas si no se atienden a tiempo. Y en el caso de estar expuestas a la intemperie las grietas y fisuras generan entradas de humedad, lo que nos lleva de nuevo al primer punto…
Instalaciones sanitarias:
Bonito no siempre es bueno, y menos si es barato. Las instalaciones sanitarias deben estar realizadas de forma correcta, no solo en su ejecución sino en su diseño, para evitar que terminen ocasionando problemas y humedades, lo que, otra vez, nos está llevando de nuevo al primer punto.
Y algo no menor:
En el caso de apartamentos, no hay que olvidar de que existen gracias al edificio que los contiene! Si vivimos en propiedad horizontal, todo el edificio es nuestra casa.
Lo más importante es tener presente que una buena solución a los problemas muchas veces no es tan complicada ni tan inaccesible como se suele pensar. La clave está en no gastar sin asesorarse profesionalmente, ya que una mala solución es un mal gasto y el resultado a veces es un problema mayor al problema original.
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